Medir, clasificar, etiquetar las cosas que vemos y sentimos, es una manera de acumular conocimiento. Acumular, en el sentido de añadir algo más, a algo que ya sabemos. Si bien es cierto que esta forma de aprender es muy útil en ciertas disciplinas, es una barrera cuando queremos conocernos a nosotros mismos.
De esto hemos hablado alguna vez, la diferencia entre atención y concentración.
Entonces, ¿Cómo ha de originarse el estado de atención?
Este no puede ser cultivado mediante la persuasión, la comparación, la recompensa o el castigo, que son todas formas de coacción. Así, la atención surge espontáneamente cuando hay una atmósfera de bienestar, cuando se tiene la sensación de hallarse seguro, tranquilo, y advierte la acción desinteresada que llega con el amor. El amor no compara; de ese modo se terminan la envidia y la tortura del "llegar a ser".
El problema de la introspección, de concentrarnos en nosotros mismos, es que:
- Por una parte, usar el conocimiento como medio para entenderse a uno mismo, tiene un fin, el objetivo es su propia expansión; el conocimiento se acumula sobre un centro, que es el Ego. Una actividad semejante se vuelve contradictoria y antisocial.
- El otro problema es que interrumpimos el conocimiento más profundo y la liberación de las experiencias. Cuando uno se encuentra en calma y "no se da cuenta de que piensa", aparecen imágenes de sueños, recuerdos reprimidos que nos están del todo resueltos, pensamientos y sentimientos olvidados en la profundidad de la mente; pero en el momento nos fijamos en ellos, se pierden. En el momento en que el subconsciente se empieza a limpiar, y por tanto empezamos a liberarnos, detenemos el proceso porque queremos clasificarlo, queremos comprenderlo y almacenarlo por algún interés... otra vez el Ego se concentra en un pensamiento, y detiene el proceso natural y sin esfuerzo que sale a la superficie para que la mente se limpie.
De esto hemos hablado alguna vez, la diferencia entre atención y concentración.
Entonces, ¿Cómo ha de originarse el estado de atención?
Este no puede ser cultivado mediante la persuasión, la comparación, la recompensa o el castigo, que son todas formas de coacción. Así, la atención surge espontáneamente cuando hay una atmósfera de bienestar, cuando se tiene la sensación de hallarse seguro, tranquilo, y advierte la acción desinteresada que llega con el amor. El amor no compara; de ese modo se terminan la envidia y la tortura del "llegar a ser".
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